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sábado, 3 de noviembre de 2012

1963 “Vanidad de vanidades, que todo es vanidad”




1963: En el mes de marzo, empezamos a ir a la playa. A las once salíamos en el coche de Carmen Cavadas. Un Citróen dos caballos, que le había comprado su padre. Lo descapotábamos y, a cantar.
Rosy sentada en el respaldo trasero, y Carmen dándole al acelerador, por aquellas callejas llenas de altos y bajos, parecía la montaña rusa.

- ♫ “No me preocupa ni me asusta el porvenir;
cada diiia, cada hooora, es domingo,
¡Es domingo para mí”!♫

-Rosy: ¡Mi lazo..., qué se me ha caído el lazo! Rosy era, -es-, graciosísima.
No quería ir nunca el tenis:
-Qué me dan todas las pelotas, ya lo verás, que tengo como un imán...,

Yo me empeñé en subir por el acantilado, y, poco faltó para que me despeñara cayéndome hacia atrás.
Carmen lo mismo conducía descalza, que con tacones de diez centímetros. Mili Mari no. Llevaba unos bajos en el coche sólo para conducir.
La playa elegida para el moreneo, era la de Cuchía. De agua limpísima, y solitaria. Tanto que estábamos nosotras solas.
Marila, la imponente prima de Rosy, solía también ir con sus amigas. ¡Nos poníamos..., negras!
Como "protección" usábamos una mezcla de aceite de cocinar con colonia. Algunas usaban vinagre, pero a nosotras nos olía muy mal.
No escribo esto con nostalgia. La nostalgia es el óxido de la memoria. Y me parece que no la tengo oxidada precisamente.

Dicen que hay una época de la vanidad, otra del deseo y otra del estar cómodo. Ésta fue mi época de:
-Vanidad. “De vanidad de vanidades, que todo es vanidad”.
Y de una idea ¡tan romántica de la vida!, que nada tenía que ver con la realidad...



Aquel 20 de noviembre del 63...
“Aunque ya nada pueda
devolver el esplendor a la hierba,
ni la gloria a las flores:
la belleza subsiste en el recuerdo.”
Profesora: ¿Alguien puede explicarme qué quiso decir el poeta en estos versos?
Alumna: Pues, que de jóvenes se ven las cosas con los ojos del ideal de la juventud, y que...
-Cuando nos hacemos mayores, tenemos que resignarnos a olvidar...
Y la protagonista de la película pide permiso para salir de clase, llorando amargamente.
Ésta película basada en una novela de Elia Kazán, Esplendor en la hierba, la vi el 20 de noviembre de 1963. No se me olvidará nunca porque al salir del cine fuimos al Casino, y estaban dando la noticia del asesinato de Kennedy. Es más..., recuerdo como termina.
Warren Wity dice a la pregunta de Natalie Wod:
-Ya no pienso en la felicidad
Y ella recuerda...
La voz en off...
Aunque ya nada pueda devolver el esplendor a la hierba, ni el aroma a las flores, la belleza subsiste en el recuerdo.

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