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viernes, 23 de noviembre de 2012

Manolita Corsini de Ordeig


Tuve la suerte de conocer y de tratar con una enorme entrañable y mútua amistad a Manolita Corsini, en los años que viví en Valencia: 1976-1991.
Tuve la suerte de colaborar activamente en su entierro, este mes, el día 28 hará ya ¡20 años!, y de ayudar a su marido Manolo, que me hizo llorar de emoción, cuando aquellas navidades de 1988, me dió las gracias con un chritsma pintado por su hija Margarita, y una caja de bombones como para un regimiento, de más de medio metro cuadrado, y tres pisos.
Por aquel entonces yo estaba en la cama con una gripe como nunca más la he tenido... A la que se unió una pulmonía... ¡Cogí una llorera!
De su hija Margarita, -pintora de profesión-, recuerdo la siguiente anécdota.
Cuando tenía tres años, fue con su madre a Misa a los dominicos de Valencia. Al marcharse, Manolita, le dió un beso al crucificado que allí tienen, de tamaño natural.
Salieron a la calle.
Al poco rato Margarita preguntó:
-Mamá, ¿Jesús tiene sed? Y ella, aún en "su mundo" le contestó:
-Sí, de almas, a lo cual la pequeña remató:
-Pues yo de mayor, voy a ser muy buena, para que Jesús beba.
Al contarselo a un dominico, éste, le dijo que era muy normal, pues por su boca hablaba el Espíritu Santo. Y le pidió permiso para publicarlo en su revista del colegio. Cuando no se manipula, por la boca de los niños habla el Espíritu Santo.
Manolo era un navegador increíble. Ganó todos los premios en las regatas, "hasta que Manolita me lavó las velas", solía decir. Era un ingeniero con desprecio por el consumismo. "Un pollo pera" que ya, antes de la Guerra Civil, se paseaba por Santander con un deportivo descapotable.
Cuando le conocí, tenía un periquito domesticado. Le sacaba de la jaula y el precioso, se divertía despeinandole. Cuando Manolo se cansaba, ponía su dedo índice estirado y el periquito se posaba en él, y se dejaba guardar...
Y... ¡Manolita!
Manolita era una mujer fantástica. Con una cabeza poco corriente, y un sentido del humor extraordinario.Y un sentido sobrenatural deliciosamente grato.
Lo puso de manifiesto en su libro sobre San Juan, y unos apuntes maravillosos que no sé si se llegarían a publicar, sobre el Antiguo y Nuevo Testamento.
En ésta última ocasión buscó como marco la narración, a través de distintos animales, que se encuentran unos manuscritos...
"Historia de un burrito", cuenta el viaje de San José y la Virgen de Nazaret a Jerusalem...
Yo tenía sus originales. Cuando mis alumnas me veía llegar a clase con aquel archivador, se ponían cómodas...
Recuerdo el pasaje en que llegan a la cueva, y el burro comenta:
"No sé porque salen en todos los belenes a la mula y al buey, ¡si no hicieron nada!, en cambio yo..., acarreé la leña para el fuego, traje... (...)..., y luego me dejaron a dormir en un corral donde solo había dos gallinas viudas"
Cuando no hay animal, se lo inventa. Por ejemplo, Mª Magdalena es la dueña de una gata blanca de angora coqueta y mimosa ... "Bailón", es el oso de un titiretero que cuenta las bodas de Caná... El gallo las negaciones de San Pedro...
-"Era diferente a todas, por eso me enamoré de ella", -me contaba Manolo con la ilusión en presente-..., a los padres de Manolita los habían matado los maquis, y ella trabajaba como meanógrafa. Cuando él la vió en el puerto, con una gabardina blanca, larga..., -que no llevaba nadie-..., y Manolita se reía ruborosa.
Tenían tres hijos, numerarios del Opus Dei, y una hija supernumeraria..., ¡que les dió al menos seis nietos! Para mayor honor y gloria de Dios, uno de los chicos, ingeniero como su padre, se ordenó sacerdote. Tal vez dos, pero entonces, cuando yo vivía en Valencia, sólo era sacerdote Don Manuel. Don Manuel era tan listo que sabía dibujar las ideas. Las ideas abstractas. Él diseñó los jardines del la nueva sede del Colegio Romano. Tan listo, que le tomaban el pelo los de su casa.
Algo parecido a cuando don Álvaro, podía leer dos páginas de un libro, y luego repetirlas de memoria, al revés. ¡Todos a reirse! Esas cumbres, se dan cuando se dan, y para lo que Dios planea...
Así que es fácil comprender lo que me dijo la madre de Chús cuando estábamos rezando ante sus restos mortales:
-"Cómo ha debido de querer Manolita al Señor, para que le haya cuidado así a sus hijos".
Manolo no era creyente, y ese fue el motivo por el que Manolita empezó 30 ó 35 años atrás su investigación sobre la Sábana Santa.
A mí la verdad, lo de la Sábana no me atraía mucho, pero fue conocer a Manolita, por otros motivos, y entré de lleno a no perderme una conferencia.
No había una sola exposición que dejara a nadie indiferente. Siempre se acercaba a su mesa alguna persona que no estaba de acuerdo en algún punto, o que quería alguna aclaración.
Por eso, los domingos por la tarde se solían reunir en su casa grupos de gente joven.
Merendábamos en la enorme terraza, y ella se reía divertida, porque el menú era..., ¡para diabéticos! Ahora me doy cuenta de que le vaciábamos la nevera.
La última conferencia fue sobre:
"Cómo se cumple el evangelio en la Sábana del crucificado".
Y recuerdo que el evangelio de San Juan dice en latín que los lienzon, "sedebant". En el sepulcro, encontraron los lienzos que habían cubierto el cuerpo del crucificado, sedebant. Ella decía siempre el crucificado.
Caían, "descansaban" uno sobre el otro, habiendo desaparecido el cuerpo que envolvían.
Es importante el latín, porque el latín capta la esencia de las cosas.
Si yo digo el Señor tomó "el cáliz", todo el mundo sabe de qué estoy hablando. Pero, si digo "tomó la copa", pues en andalucía tiene un significado muy castizo "irse de copa". De copas.
Su casa fue la sede del Centro de Sindología.
Precisamente aquel jueves 27 de junio de 1988, Manolita había ido al mercadillo a comprar una tela para hacer unos cojines alegres y fue cuando le dió el último "loquesea" al corazón. Por la noche se sintió mal, y llamó a Manolo, -según él tarde-, que corrió a buscar el azucarero, pero ya no dió tiempo de nada. Había llegado su hora.
-Murió en mis brazos, -dijo Manolo-, de madrugada.
A las 8 de la mañana ya estábamos todos en su casa.
Tere Basaldua la arregló con una sencilla sábana blanca y unas rosas de bacarrá naturales que alguien dejó caer sobre ella. A mí me mandaron ir a concretar lo del funeral a la Parroquia.
Mucha paz.
Fue la fundadora del Centro Español de Sindología, en cuya "ceremonia" tuve también la suerte de estar, así que doy fe...

1 comentario:

  1. ¡Muchisimas gracias Blanca Amelia ! Me ha emocionado tu articulo profundamente y me ha alegrado tambien. Sobre todo saber de ti. ¿Como estas y donde?
    Les pasare el articulo a mis hermanos y a mis 6 hijos y mis 6 nietos...(aun no, claro). Son una bendicion.
    Tengo una hija, Pichu, numeraria y en Caracas. Otra bendicion de Dios. Abrazos

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