Buscar este blog

domingo, 10 de febrero de 2013

1976: Llegué al colegio Guadalaviar que me pareció una cucada






Pequeñito, coquetón, con unas profesoras de las que me llamó la atención su ¿juventud?..., su alegría.
Y como directora, aquella Mary Carmen Solance que habíamos conocido en Fernando IIIº el Santo diez años antes, aunque nunca lo comentamos; ahora que lo escribo, lo recuerdo.
En quince años jamás sacamos el tema.
Vivíamos el presente mirando al futuro.
Pasé allí quince años.
Jamás me riñeron.
Jamás me corrigieron.
Todo lo que hice les pareció bien.
Por eso me quemé.
No. No me quemé por eso. La frase era hermosa, pero no es verdad. Nadie se quema por trabajar.

Fui encargada de curso de quince promociones, así que a cuarenta y cinco alumnas por curso que teníamos entonces, más sus padres, conocí..., casi dos mil personas con nombre y apellido.
O más...

Guadalaviar era un centro educativo. Mucho más que un colegio. Allí se formaban los padres, se transformaban, se convertían.
Allí se formaban profesoras que luego se iban a dirigir otros colegios a Europa, a Hispanoamérica, a España mismo.
Allí se formaban como personas, las niñas.
Y..., ya casi no me sorprende que sea lo frecuente el ganar becas por expediente académico.

No me sorprende que Anabel Soler Otte, -a la que conocí con doce años-, esté en Kazakstán dando clases de filosofía en la Universidad..., en ruso.

No me sorprende porque recuerdo que entonces alguien dijo:
-Cuidarlas, que os cerrarán los ojos.
Así ha sido.

De aquellas que fueron mi familia desde 1976 han muerto Aurora Paz, Mª José, Aurora Sánchez Bella, Nisa...
Igual fue Aurora Paz la que se inventó la frasecita.

Hace dos años ingresé en Pamplona, en estado lamentable.
¡Y..., me encuentro con la doctora De Castro en planta!:
-Blancamelia
Pilarica, que la llamábamos entonces, Residente de Psiquiatría.
Me eché a llorar... Por tantas cosas...

Sin embargo, -es curioso-, me dolió que no me nombraran en el último libro que publicaron.
Me da la risa.
Quince años de trabajo, y ni te nombran.

¡Pero, si me pasó igual cuando me marché del Roca!
Llamé a los pocos días para preguntar algo y...:
-De parte de Blancaqué...

Julio Iglesias: "Los hombres pasan..., las obras quedan... ¿Cómo es esa canción?

Todo lo que sé de didáctica lo aprendí de Chuca Pereda, la directora de Las Acacias, -colegio de Fomento en Vigo-.

Todo lo que sé de historia, lo aprendí de Teresa Calvo Serer, -una historiadora que todalavida dio clase en Guadalaviar.

Todo lo que sé sobre el ser humano, lo aprendí de Engracia, -una química residente del Zurbarán de aquellos años...-.

Todo lo que leí entonces, con ese hambre voraz, se lo debo a María del Carmen Solance.

Chus Jornet
Gabriela
Rosario Grases
Miss Marisa
Marisa Roger
Viky
Santy
Merche
Isabel Estopiñan
Emilia
Isa Torres
Genma Puig
Lola
Sonsoles
Amparo Liern

¡Cuántos suspiros, cuántos recuerdos!

Tuve el encargo de transcribir, con motivo de los cuarenta años del colegio..., cómo empezó todo.

Amparito Ibañez
La madre de Marosa Montañés...
Maruja de Benlloch



¡Qué buen ejemplo, cuánta fe la de aquel primer grupo promotor que contaba el padre de las Calomarde!
Decía, -con la inocencia de un niño-, era Corredor de Comercio, que siempre acababan sus reuniones de Patronato en La Virgen de los Desamparados.

Después estuve viviendo en Marvá.
Y acabé en Paseo al mar hasta que enfermé, y volví a mi tierra.

Recuerdo mucha libertad. Mucha autonomía.
Es verdad que nuestro lema era:
-"Que cada palo aguante su vela".

Y también es verdad que yo me tomé Guadalaviar como si fuera mío.
Como siempre.
No sé hacerlo de otra manera.
Y conmigo muchas.
Nos pasábamos de trabajar, pero también nos tomábamos nuestras cervecitas..., o subíamos al "Un y dos", un club que había inventado Isa Torres para tomar algo a media mañana.

Se arruinó cuando don Álvaro, -entonces el Padre-, nos mando aquella carta sobre la sobriedad.

¿Cómo iba a acordarme de Madrid?
Agua pasada.
Sin embargo me quedaron amigas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario