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sábado, 9 de febrero de 2013

Mis recuerdos de Valencia 1976-1991

 



Llegué a Valencia en avión el 1 de septiembre de 1976, Piti vino a recogerme. La reconocí enseguida, ella a mí, no. Es farmacéutica y trabajaba en el Departamento de Hematología de "La Fe", -que entonces dirigía Justo Aznar, que tanto ha hecho por defender la vida-, pero esa es otra historia.
Piti llevaba en la mano un libro de Guitton, "El trabajo intelectual".
El aeropuerto era entonces una caja de muñecas, ni cinta transportadora tenía.

Me llevó a vivir a casa. Isabel la Católica 22. No conocía a nadie.
Cambiarse de delegación es tener la experiencia de que todo lo que pasó ayer ya es historia; y porque sabes seguro que el primer impacto va a ser la gente con la que vas a convivir, las de tu propia casa, no te mueres del susto...

En casa vivía Elsa, deliciosa venezolana con la que he convivido más que con mis hermanos. Era profesora de Farmacología y Farmacognosia en la Universidad de Farmacia, cuyo jefe de departamento resultó ser de San Vicente de la Barquera..., ¡Otra historia! Estaba preparando unas oposiciones, encerrada todo el día...


Vivía Mª José Monterde, -de las primeras que fue a México en 1952, que trabajó en Roma codo con codo con san Josemaría-.

Vivía Maruja Sendra, -que había vivido al llegar de Roma, en Artes; un centro en el que daba calambres la ducha, y se duchaban encima de una silla. Que siendo de Gandía, había pasado media vida en Italia recibiendo cartas de protesta de su madre a nombre de la directora, sin saber su madre que la directora era ella misma. Divertidísima, -todo en Maruja era así-.

Vivía Leonor, -enfermera ya jubilada discretísima vasca que había pedido la admisión con Rosario Orbegozo, - la hermana de don Ignacio-, que no la quería traer por casa porque era gorda..., ¡Pandilla!...(Q.E.P.D.)
¡Ya llovió!, cantando a dos voces:
Por arriba, por abajo, por delante y por detrás..., (bis).
¡Cómo era Rosario, qué voz, -como Monserrat Caballé-!


Vivía Viky Bonet Godot, si, de Barcelona, de los condes de Godot. Un encanto que había comenzado el Roca aquel de Madrid...

Vivía Cory de la Sotilla, joven decoradora genial, -que comenzó con una enfermedad terrible-.

Y Olga de Dios, química estilosa que llegó de Barcelona dos días antes que yo, para ser la directora.
Estábamos las dos tan despistadas, que salimos a dar una vuelta y nos perdimos. En el Corte Inglés no sabíamos volver a casa.
Quien conozca Valencia sabe que está a dos pasos. Pero tiene Valencia un trazado curioso siguiendo el cauce antiguo del río Turia.
Te pierdes si vas pensando que estás en el perpendicular plano de Madrid.



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