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martes, 5 de marzo de 2013

¡Ver este espectáculo es de morirse!

Con 200 niñas entre los 14 y los 20 años a Roma en el Julileo del año 2000


Mariafer, Rosa, Laura, Irene, Pati, y Carmen en la primera parada que hicimos
 ¡Impresionante!

Sí, -para mí que hacía ya unos años que estaba jubilada-, aquel despliegue de juventud, en pleno verano, fue muy muy impresionante, y así todo el viaje: De sorpresa en sorpresa.
Fue un verano muy caluroso, tanto que al llegar a Roma, el santo Padre había encargado a los bomberos que nos fueran regando con sus mangueras.
Para que os hagáis idea, nos mojábamos de pies a cabeza, y haciendo cola para entrar en San Pedro estábamos secas hasta las playeras. 
El viaje duró desde el 14 al 20 de agosto. Fuimos y volvimos en autobuses, y dormimos al raso en Roma, pero no quiero adelantar acontecimientos... 
Al llegar a Italia, - serían las tres de la tarde, comimos y nos repartieron las habitaciones. Dormimos en Venecia dos noches, en un colegio de Los Salesianos.
Nos dieron tiempo de descanso y arreglo personal.
Toda la tarde iba a estar confesando el sacerdote, y a las 8 Misa.
Salí emocionada de lo primero que rezamos juntas: La Visita al Santísimo. ¡Con doscientas niñas! Se lo dije a la "capo di grupo", -que era Teresa-.
-¡Ver este espectáculo es de morirse!
Me contestó:
-¡Reza, porque muchas tienen la vocación planteada!
Subí a la habitación, -me tocó con Paula, una profesora de literatura estupenda, que viajaba con su sobrina-,  me di un duchazo y me dormí, -tenía entonces 55 años-.
Hay cosas hay que verlas, no basta con que te las cuenten, -como Santo Tomás-, "ver, para creer". Ver aquello, y aún recordarlo ahora, me llena de agradecimiento a Dios, de alegría. Bien decía Ovidio, -que vete tú a saber si era él quien lo decía-, que "recordar es volver a vivir".

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