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miércoles, 15 de agosto de 2012

Fonso




Alfonso (Fonso) Martínez , -fue alumno mío en 1963-, esta en Irak. Acaba de sacármelo Luis Andrés Ceballos, de Internet.

Con él, hay cuatro cántabros más. Dicen que allí, cada detalle que recuerda al hogar y a la tierra, es un tesoro de valor incalculable.

Hay símbolos, fotografías y objetos de toda clase. Pero, a unos 5.500 kilómetros de distancia, el bien más preciado es, sin duda, la Bandera.


Todos tenían, menos ellos. Alfonso, veía con sana envidia a sus compañeros de otras comunidades, y sus “trapos”, expuestos en los lugares privilegiados del campamento.

El subteniente quiso buscar el remedio desde Diwaniya por la vía rápida. La solución, una carta dirigida al Presidente del Gobierno de su autonomía.


-“He paseado la bandera con orgullo, por los pasillos del Cuartel General en Irak, diciendo a mis compañeros, para envidia de los mismos, que me la ha enviado mi presidente”.

Recibieron contestación afirmativa en forma de carta y paquete postal.

-“Su llegada me fue anunciada desde Madrid, por el Estado Mayor del Ejercito”, cuenta en su misiva de respuesta.

Y es que Cantabria, cuenta con una pequeña embajada en la zona de Diwaniya. Son cinco militares, tres en la Brigada Multinacional, y dos, en el órgano de apoyo logístico a la misión Los nacidos en la comunidad autónoma, dentro del contingente de tropas españolas.

Su pequeño regalo de agradecimiento por el trato recibido consistió en una fotografía. La tomaron en la sala de banderas del Cuartel General, junto a las de España: El Salvador, Honduras, Nicaragua y la República Dominicana. Allí se reunieron los cinco, con sus uniformes y con toda la ilusión del mundo porque, por un día, estaban más cerca de casa.

Pero el simbólico trozo de tela no era el único regalo que llego en el paquete postal enviado por el Presidente Sr. Revilla.

 La caja contenía: Una decena de discos con la música tradicional de la región: La Coral Salve de Laredo, el Coro Ronda Garcilaso, el Malvis de Tanos. En definitiva, un catálogo completo de sonido casero. Entre el ruido de armas y vehículos, del viento del desierto, del jaleo del campamento, por algún rincón alguien pincha una canción montañesa.

-“Solo puedo decir que cuando la escucho, se me ponen los pelos de punta de la emoción”, añade de su puño y letra Fonso. ¡Mi niño! antes de despedirse.

Sigue mi lista de alumnos que iré completando, porque de repente me vienen a la cabeza los nombres, otras veces no me acuerdo de nada. Álvaro me ayudará.

17.- Salvadorín

18.- Barbarita

1 comentario:

  1. Vale Blancamelia, yo leo con curiosidad tus batallitas pero ¡erais un poco bestiajos los niños de antes! (aunque yo tambien lo he visto y me pareció horrible). Me produce mucha pena lo del gatito y lo de las reglas rotas... Cuando vine a vivir a Santander me sorprendió mucho el maltrato en la escuela, en Burgos no lo había en ese grado, algún capón nada más. En fín, sigue escribiendo que yo te leeré

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