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lunes, 27 de agosto de 2012

Una carta del casero que me mandaba a la cárcel

Un 22 de Diciembre hubo actividad. Habíamos recibido una carta del casero reclamándonos el alquiler de varios meses, o yo, -decía-, iba a pasar las navidades en la cárcel.
 Puede que entonces ya pagáramos 60.000 pesetas al mes.
De 1970 a 1976 el alquiler pasó de 28.000 pesetas a 120.000, -con los dos chalets juntos-, ¡que no es paja!
Se lo dije al grupo promotor y a algunos padres. Nos tratábamos mucho porque solían venir con frecuencia: a comer y a la tertulia los sábados, a Misa, a la Bendición con el Santísimo, a la Novena de la Inmaculada etc...
A Rafa Izquierdo se le ocurrió. ¡Vamos a organizar un día dedicado a las madres!
¡Que no tengan que hacer nada! Tú -me dijo-, sólo tienes que conseguir ocho cocinas. Los padres vamos a hacer la comida.
Y así se hizo. En cada piso organizó un grupo de “cocineros”. En el sótano del -vamos a llamar primer chalet- estaban los de la macedonia perfectamente cuadriculados en su pica-pica. En el segundo una buena pata de cordero salía del horno. Rafa, Ingeniero de Caminos, era también un cocinero maravilloso. Habíamos comido Tere y yo en su casa más de una vez. Su mujer, Maruja, a quién había conocido en la Facultad, como Rafa invitaba también a Don Tomás,-el director espiritual de la Región entonces-, disfrutaba pensando que nos iba a hacer coincidir y apurarnos. No pasó nunca. Hasta la Primera Comunión de Sara, la pequeña, pero ya lo contaré..., porque la anécdota no pudo ser más edificante para mí...
Convertimos todas las habitaciones en reducidos comedores: manteles de papel y servilletas, platos y vasos a juego.

Por la mañana doce padres vestidos con camisetas azules ó rojas jugaron un partido en el “polideportivo” que duró 12 minutos y dejó a varios lesionados. Ahí estaba Maruja con sus cubatas para que no fueran a coger frío.
Durante el partido les animábamos :¡rojos,rojos,rojos...! ¡Azules, azules...!
Vino la policía que estaba al lado, en la Embajada de la República Democrática Alemana, a ver que era eso de rojos, rojos.

En la tertulia con 40 ó 50 padres ó no sé, cantamos canciones del recuerdo. Nos acompañaba el padre de Mª Luisa Fuentes que tocaba la guitarra eléctrica como quería.
Rafa le dió el mazo. Empezó la subasta. 100 centros que habían hecho las niñas con Mariangeles Goiri (competentísima decoradora de Lekueder) con hojas y ramas que habían cogido en el campo el sábado.
Vi a Pepe Ferrer pujando hasta 5.000 pesetas por un cerdito dorado al que le salían por la ranura de la hucha unas ramitas y dos bolas.
Me marché al Oratorio. Allí se me había adelantado Rafa, que rezaba intensamente, me conmovió.
A la media hora, más o menos, nos reunimos todos en la sala de profesoras.
Emoción. 
Rafa contaba los dineros.
-¿Cuánto dinero nos hacía falta?
-(yo dije por ejemplo-ahora no me acuerdo-) 278.456.-
Dijo: 278.456.- Y a continuación se echó a llorar sobre la mesa.
Todos creo que aplaudimos... Ni cuenta nos dábamos entonces de lo que sucedía.
Sugirieron llamar a Don Tomás para que nos viniera a dar la Bendición. Yo les dejé en libertad, y me fui a mi casa. ¡Menudo dolor de cabeza tenía!

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