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lunes, 22 de octubre de 2012

Era el 15 de agosto de 1968: La llegada Vigo


 La llegada a Vigo fue impresionante. Serían como las 8 de la maña, cuando entre brumas empezamos a ver la bahía. Aquellas mejilloneras, que la hacían parecer Hong- Kong, el sol dorado y rosa, nos impresionó.
Habíamos salido de Oviedo en tren, sobre el medio día. Como dije, Encarnita nos acompañó, y ya desde el andén, nos gritó:
-¡Qué dejéis bien alto el pabellón!
Era el 15 de agosto de 1968, ese mismo día sabíamos que se estaban casando Mariasun y Siro, en la Colegiata de Santillana del mar, en Cantabria. Marga los llamó para felicitarles, pero había el típico barullo, y yo no me puse.
No volvimos a saber de ellos, ni de nadie, hasta muchos años después.

Nada más arrancar Marga dijo que haber quien iba a ser la directora. Y le contesté:
-Yo. Porque pedí la admisión antes.
No creas que nos lo tomábamos a broma. Donde hubiera dos, había familia, así que una mandaba, y la otra obedecía, que era lo mismo, porque el que manda, sirbe y el que obedece también.
Hicimos un horario para vivir las normas del plan de vida: El santo Rosario, la lectura espiritual, la oración. Y la comida, y las ocho horas de sueño...,¡en fin, todo lo que habíamos aprendido!

Llegamos a Aloya. Habían convertido parte de la Escuela en habitaciones y clases, y comedor. Seríamos casi teinta. íbamos a hacer nuestro primer curso anual. A Marga y a mí, nos tosó dormir en una simpatiquísimas literas de alegres colchas y mucha luz en lo alto de las ventanas corridas y altas. Ella, en la de arriba,fue tanto su vigor por levantarse heroicamente, que en riesgo puso mi vida, porque se tiraba sin mirar..., estuviera yo, o no. ¡Y venga la risa! Pero muy edificante.
Para mí su vocación es un motivo serio de credibilidad, además de los milagros del evangelio.

Nos copiamos el horario.

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