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lunes, 23 de julio de 2012

Fui al colegio con dos años



En el mundo hubo también otras experiencias no tan caseras, ni tiernas:
Los americanos tiraron la primera bomba atómica sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Los campos de exterminio acabaron con la vida de seis millones de judíos, en Alemania: Un verdadero holocausto hebreo. Hitler acabó suicidándose.
El Papa Pío XII ocupaba la sede romana. Aquí, en España gobernaba Franco, y lo hizo hasta su muerte en 1975. El 20 de noviembre.
Antes de tantas guerras, en 1934 la Cierva inventó el autogiro.
En 1937 salió al comercio el Volkswagen.
Ravel, componía su famoso bolero y…, el mundo seguía dando vueltas. Es la época de los grandes inventos: fotografía, teléfono, la televisión llega de manos de Logie Bard.
Se inventa también la penicilina, que llegó a nuestro pompis con la tosferina, la importaron. En España no había. Fleming, estuvo en Jerez, y al probar aquel “fino”, comentó:
-Yo descubrí la penicilina que cura a los enfermos. ¡Pero ustedes tienen un vino que resucita a los muertos!

Juegos de azar

El primer recuerdo que tengo es el de una mesa de camilla que me llegaba por los ojos. Lo podría pintar, como el Principito la serpiente.
En ella jugaban al Pinacle mamá y Katono Ruíz del Árbol. Nosotros, en el suelo hacíamos escaleras, y castillos, con otro mazo de barajas francesas.
La baraja española la usábamos en Navidad. Mis padres salían después de cenar, y nosotros jugábamos al reloj con María. Pero era tal la pulcritud de mamá, que las perras gordas que subía papá para apostar, pasaban la tarde a remojo en amoniaco, ¡no fuéramos a coger algo!
Comía tan mal, que a veces venían amigos de mis padres a contemplarme. Como Pín. Tenía reloj de cadena, y yo le pedía:
-¡Enséñame las “tipas”! Y lo abría. ¡Qué paciencia!

No pero má e dele”

Un día dándome él la papilla, le dije con cara de mayor:
- “No pero má, e dele pecho”.
Y Pín le gritó a mi madre:
-¡Que deja a la niña, que mira lo que me ha dicho!...
Otro día, yo no hacía más que repetir:

Tirí, tirí... tirí tirí...

No me entendían. Hasta que mamá fue a arreglarse y vio que le faltaban algunas cosas: Entre ellas una pulsera gorda con tres faroles de piedras de colores transparentes como colgantes... ¡Todo, “tirí, tirí” por el balcón a la calle! Lo recuperó gracias a que lo eche por el jardín de atrás.

A los dos años al colegio

El Colegio de Los Sagrados Corazones, estaba enfrente de casa. Las Madres eran amigas de mamá.
La Madre Mª Sara era una Juanco, y la veían triste, porque después de nacer yo, ella lo pasó algo mal. Le salieron unas grietas en el pecho, o algo así. ¿No ves como siempre estamos haciendo sufrir a alguien?
Fui sin uniforme. Me venían a buscar las mayores. En el ideario decía:
Todas las actividades docentes van encaminadas a vincular a las alumnas “las cualidades esenciales que constituyen la felicidad del hogar doméstico”, es decir, amor al trabajo, al orden, y a la economía, pureza de principios, virtud amable y espíritu de sencillez.
Además de la Religión a la que se daba la importancia debida, y de las otras asignaturas ordinarias, se impartían nociones de piano, canto, lenguas modernas y dibujo, consideradas como “clases de adorno”.
Más tarde se cursarían Magisterio de la Iglesia y Nacional. Incluso Turismo.
Imprimió en nosotras un carácter especial. Progresista y cristiano con un enorme sentido práctico de la vida. Sus buenas formas y cierta parafernalia, constituyeron durante décadas el modelo a imitar en las adolescentes”. Siempre según Ricardo Bueno. Estoy de acuerdo.


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